Empecemos por el principio de todo, su nacimiento. De entrada, en cuanto la criatura llega al mundo, el doctor le hace la siguiente pregunta al padre, pues la mujer se encuentra indispuesta: ¿Abortaron ustedes? El siguiente dilema es elegir el color del pijama de la pequeña, en otras palabras, ponerle un pijama de color rosa para que quede claro su sexo. Aquí es fácil decir si se trata de niñas o niños, pero el problema llega cuando tienen unos años más; de ahí que muchos clasifiquen a estas chicas en la sección Pokémon ya que, al igual que en el videojuego, no sabes que tienes delante hasta que la Pokedex te lo indica.
El siguiente episodio traumático es el bautizo, traumático para los invitados, pues la criatura está de lo más contenta. Esta alegría se debe a un simple hecho: será el único momento en el que cientos de personas mirarán a una fea. Más tarde, en cuanto llega el momento de derramar un poco de agua sobre la criatura, el cura se niega. Vosotros os preguntaréis: ¿por qué se niega? Y yo os responderé con otra pregunta, de la misma manera que lo hizo él: ¿desde cuándo se nos permite reproducir a un Gremlin?
Ahora haremos un salto en el tiempo. Nos vamos directamente a la boda, si es que ha tenido la suerte de casarse con algún trabajador de la ONCE, sino ¿quién va a querer a la pobre chiquilla? En esta ocasión, como ya todo el mundo sabe de qué pie cojea la mujer, se confabulan en su contra. Es entonces cuando la obligan a ponerse un velo especial, lo suficiente como para taparle la cara. Incluso, una vez ya estamos en el banquete, los invitados cantan, además del típico “Que se besen”: ¡Qué la tape, qué la tape! Pues quién todos quedan horrorizados al ver, nuevamente, el rostro de la susodicha.
Sin embargo, todo les fue de maravilla con su vida de casados, todo menos el tema de la suegra. Se rumorea que, de lo mal que la caía el marido de su hija, le llegó a decir que era medio tonto. El hombre, indignadísimo, se lo comentó a su mujer, quien le dijo: tranquilo, eso es porque solo te conoce a medias.
El siguiente episodio traumático es el bautizo, traumático para los invitados, pues la criatura está de lo más contenta. Esta alegría se debe a un simple hecho: será el único momento en el que cientos de personas mirarán a una fea. Más tarde, en cuanto llega el momento de derramar un poco de agua sobre la criatura, el cura se niega. Vosotros os preguntaréis: ¿por qué se niega? Y yo os responderé con otra pregunta, de la misma manera que lo hizo él: ¿desde cuándo se nos permite reproducir a un Gremlin?
Ahora haremos un salto en el tiempo. Nos vamos directamente a la boda, si es que ha tenido la suerte de casarse con algún trabajador de la ONCE, sino ¿quién va a querer a la pobre chiquilla? En esta ocasión, como ya todo el mundo sabe de qué pie cojea la mujer, se confabulan en su contra. Es entonces cuando la obligan a ponerse un velo especial, lo suficiente como para taparle la cara. Incluso, una vez ya estamos en el banquete, los invitados cantan, además del típico “Que se besen”: ¡Qué la tape, qué la tape! Pues quién todos quedan horrorizados al ver, nuevamente, el rostro de la susodicha.
Sin embargo, todo les fue de maravilla con su vida de casados, todo menos el tema de la suegra. Se rumorea que, de lo mal que la caía el marido de su hija, le llegó a decir que era medio tonto. El hombre, indignadísimo, se lo comentó a su mujer, quien le dijo: tranquilo, eso es porque solo te conoce a medias.
Santiago.
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